20 de diciembre de 2016

El último cigarro

No hay señal. Mi pierna está rota, trato de no mirar el hueso sobresaliendo. Me até como pude con la camisa, pero la sangre sale en grandes cantidades. Es de noche, no hay nadie, sé que voy a morir en cuestión de minutos.

Tendría que haber parado para dormir, tenía mucho sueño, la curva me sorprendió y no recuerdo más. Desperté entre los hierros retorcidos del auto y salí arrastrándome destrozando aún más mi pierna. El dolor era insoportable, no hay grito primal que pueda describirlo, sin embargo, ahora no siento nada, la sensibilidad se ha ido.

En mi mano está el celular, sin señal. Le escribí un mensaje a mi mujer con la esperanza de consolarla. Tal vez lo lea mañana, cuando mi cuerpo sea encontrado, trasladado al pueblo y el teléfono recupere la señal; tal vez el mensaje no llegue nunca y el celular quede perdido entre estos pastos. Lo último que le escribí fue "pase lo que pase, disfruta la vida", pero ahora pienso que fue una mala idea. Verá el mensaje de un fantasma que desde la muerte le dice que lo olvide, que la vida pasa en un segundo y no hay tiempo para mirar atrás. Creo que cometí un error, no debí escribir nada.

Miro alrededor, la noche es oscura, estoy en el medio del campo, no va a pasar nadie, pero aunque pasara un conductor perdido, o una ambulancia yendo al pueblo, no tengo fuerzas para gritar y tanto el auto como yo seremos invisibles hasta que salga el sol, pero no saldrá para mí, saldrá para mis hijos. Iluminará sus caras, sus ojos. Brillarán en la mañana, al mediodía, en la tarde, y luego, cuando las estrellas salgan, levantarán la vista y la luna también los bañará de luz. Es una lástima que no pueda llegar a tiempo para el cumpleaños de Carli, debí salir más temprano, debí haber dormido la noche anterior, debí haber hecho esto, no debí haber hecho lo otro. Ya no vale la pena recordar.

Guardo mi celular en un bolsillo del pantalón, la pierna rota se mueve y aunque no duele, veo todo blanco por un segundo. Saco la caja de cigarros y el encendedor. Queda el último cigarro. Lo estoy fumando. Mi espalda está cómoda, estoy apoyado contra una piedra bastante lisa, escucho grillos y un búho lejano. Respiro, es una hermosa noche. 




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