Letra turbia, turbia y roja
Sangre roja, piel herida
Marca clara que alucina
y se abre sobre sí.
El oráculo que se espera
de la virgen que efervece
duele como al que mira
eternamente sin parpadear.
Ella mira a esos Dioses
vengativos, vengadores
que de lenta vejez matan
a todo el que se interponga.
Y se lee en sus gestos
en su mutismo tan cerrado
el temor, el terrible temor
por la muerte tan cercana.
Y se escucha la caída
que retumba en la sala
y los hombres se preparan
¡A las armas, a las armas!
Sangre roja, piel herida
Marca clara que alucina
y se abre sobre sí.
El oráculo que se espera
de la virgen que efervece
duele como al que mira
eternamente sin parpadear.
Ella mira a esos Dioses
vengativos, vengadores
que de lenta vejez matan
a todo el que se interponga.
Y se lee en sus gestos
en su mutismo tan cerrado
el temor, el terrible temor
por la muerte tan cercana.
Y se escucha la caída
que retumba en la sala
y los hombres se preparan
¡A las armas, a las armas!
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