18 de abril de 2015

Levando anclas


En Nápoles conocí a una hermosa griega, y juntos viajamos a Andalucía, pues queríamos conocer el Tajo de Ronda malagués. Fue allí que decidimos viajar a América y en Buenos Aires nos quedamos. Nos casamos y encargamos un bebe a una loca cigüeña que pasaba, pero por esas cosas de la vida, nació en Montevideo. Allí, frente a la rambla, vivimos muchos años hasta que nuestro Carlitos se independizó, fundó una empresa de viajes, "Ecotour" y nosotros decidimos continuar nuestro camino. Estuvimos en Nueva York, Liverpool y luego Kiev, y allí permanecimos.


Fue en esos años en que nuestro hijo Carlitos viajó por todo el mundo, y en breve tiempo conoció el doble de ciudades que nosotros. Pero Kiev le seguía quedando pendiente, tal vez porque una aguja le pinchaba el corazón cada vez que pensaba en sus padres, tal vez porque no fuimos los típicos papás anclados a la rutina y el hastío que él, a pesar de todo, podría esperar.


Igualmente algo ha cambiado en él, y vendrá a visitarnos esta semana. Estamos algo nerviosos, porque nos dijo que quiere quedarse aquí, con su familia, pero nosotros ya estamos planeando el próximo viaje.





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