5 de noviembre de 2015

Impaciencia china

Ese mismo, sí, ese mismo.
El que está ahí al costado.
De marca rara, palabras chinas.
En la góndola inadvertida.

Mira paquete, abre paquete,
tira papel, pisa papel ¿abre paquete?
No, no abre, se terminó.
Era el único de su especie.

No es hora de lamentos, no.
Ya todos lo saben tanto.
Hubieras saboreado mejor,
hubieras sentido el tacto.

¿Qué importa? Dirás, hay tantos.
Con tus consuelos obligados.
Es que no es hora de lamentos,
ya todos lo saben tanto.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario