Un marinero está en un barco infinitamente pequeño, perdido en un océano infinitamente inmenso, en medio de una tormenta cruel.
En plena noche el barco sube y baja cientos de metros, se hunde entre las olas en precipicios de agua, para luego emerger y posarse en la cresta de una de ellas, toca el corazón de la tormenta, con horror parece flotar en la electricidad, y luego vuelve hundirse. Solo ilumina la negrura de la noche los rayos y las centellas. El viento estruja el corazón del marinero, el más duro de la tripulación, late, está vivo.
Tiempo después la calma absoluta, el océano quieto, inmóvil. El aire estático y el sol brillando tenue a lo lejos. El mismo marinero se aburre en su camarote, luego se duerme y la vida sigue un poco más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario