28 de agosto de 2015

Las bondades de un barbitúrico y una mañana con sol

Quiero despejar el día. Que una brisa suave pero constante arrastre lejos de aquí las nubes. Y que el sol, primero con sus rayos mas blandos se haga visible. Que el calor tibio pero fresco y sin humedad llegue a mis pulmones, generando en mí la necesidad de exhalar. De exhalar profundamente.

La vida sigue, y seguirá. Habrá tormentas aparentemente interminables, pero habrá sol. Y también habrá demasiado sol. Tanto que la piel parecerá no resistir la temperatura. Pero habrá viento y tal vez frío. E incluso frío extremo. Nos enfermaremos en invierno y sentiremos a la muerte cerca, acechando, esperando. Pero después vendrán otros climas que aún no nombre, se repetirán algunos y o saltearan para volver después. Porque siempre vuelven.

Siempre vuelven.

Están en nosotros. En la humanidad. No en la sociedad. En el ser humano está todo lo incontrolable. 

El humano cambia, evoluciona, se transforma. Pero siempre hay un clima sobre su cabeza. 

La vida sigue y seguirá hasta que se termine.

Disfrutemos del sol que hoy brilla.

Qué positivo.




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